Cáncer es una palabra que da miedo. En la actualidad casi todos conocemos a alguien que pasó o está pasando por este predicamento. Hemos escuchado mucho sobre él y parecería que todos sabemos qué es el cáncer y cómo evitarlo. Pero eso está lejos de ser cierto.

Muchos son los mitos que se han creado alrededor de esta enfermedad. Algunas personas aseguran que es inevitable o que es algo que viene con la edad. Otras personas piensan que manteniéndose lejos del microondas estarán a salvo. Incluso hay quien piensa que es contagioso o que es un castigo por su mal comportamiento.

La verdad es que sí existen algunos factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer. Unos que son no modificables como la genética y la edad; y otros que son totalmente prevenibles como el tabaquismo y la obesidad. Al rededor de un tercio de los casos de cáncer se pueden evitar reduciendo los riesgos asociados a la conducta y alimentación.

Según la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC) cada año mueren 9,6 millones de personas por esta enfermedad. Cada año se podrían salvar 3,7 millones de vidas a través de estrategias de prevención, detección temprana y tratamiento adecuado.

¿Qué es el cáncer?

Es una enfermedad que se presenta cuando las células del organismo sufren un cambio que provoca un crecimiento anómalo que da lugar a tumores. Estos tumores, si no son detectados y tratados a tiempo, se pueden diseminar por todo el cuerpo causando múltiples fallos en tejidos y órganos.

No todos los tumores significan cáncer. Los llamados tumores benignos no son cancerosos y casi nunca son una amenaza para la vida. Los tumores malignos por el contrario son muy peligrosos pues crecen muy rápido y pueden contaminar los tejidos vecinos. A este proceso se lo conoce como metástasis.

 

¿Cómo evitarlo?

Hay muchos tipos de cáncer y cada uno puede originarse por múltiples causas. Hay personas que tienen una predisposición genética a desarrollar estas dolencias. Otras personas se exponen voluntaria o involuntariamente a factores de riesgo externos. Sin embargo, el riesgo aumenta al sumarse varios de estos factores.

Por eso es importante conocer nuestros antecedentes médicos familiares y hacernos exámenes generales con cierta periodicidad. Pero la mejor forma de mantenernos sanos es alejarnos de conductas evidentemente nocivas como el consumo excesivo de alcohol y tabaco. Una sana alimentación y ejercicio frecuente también son ampliamente recomendados.

Entre las recomendaciones que hace la UICC para prevenir el cáncer están:

  1. Dejar de fumar y evitar la exposición pasiva al humo. El tabaco es responsable de entre el 80% y 90% de muertes por cáncer de pulmón y otras partes del sistema respiratorio.
  2. Reducir el consumo de alcohol. El alcohol está asociado a cáncer de boca, garganta, laringe, mama, intestino e hígado.
  3. Evitar la exposición excesiva a los rayos solares. Especialmente en Ecuador, debemos prestar mucha atención a la radiación UV que aumenta el riesgo de cáncer de piel.
  4. Realizar actividad física habitual. La falta de actividad física está detrás de un 25% de los casos de cáncer de mama y colon a nivel mundial.
  5. Llevar una dieta saludable. El consumo frecuente de fruta y fibra reducen un 30% el riesgo de cáncer de estómago e intestino, mientras que la carne roja y procesada aumenta el riesgo.
  6. Mantener un peso adecuado. El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de contraer cáncer cérvico uterino, riñón, esófago, estómago, colon, mama, próstata, vesícula biliar y páncreas.
  7. Protegerse contra las infecciones que provocan cáncer. Aunque el cáncer no es un a enfermedad infecciosa, existe una probada relación con infecciones crónicas como la hepatitis B y C, el papiloma virus y la bacteria helicobacter pylori.

 

¿Qué pasa con la obesidad?

Algunas personas piensan que tienen tiempo para combatir la obesidad pero al hablar de cáncer sienten la urgencia de tratarse. Lo que no saben es que el sobrepeso provoca múltiples trastornos en la salud, entre ellos el cáncer. Así como mantenerse dentro del peso ideal reduce los riesgos de manera significativa.

“El exceso de peso se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar 12 tipos diferentes de cáncer, incluidos el colorrectal y el pancreático. En general, cuanto más aumente el peso, en particular en el caso de los adultos, mayor es el riesgo de cáncer”.

Las personas con excesivo peso suelen realizar poca actividad física y en muchos casos tienen malos hábitos alimenticios. Esto impide el correcto funcionamiento de órganos encargados, por ejemplo, de la digestión o la purificación de la sangre. Lo que puede generar una acumulación de sustancias nocivas y resultar en la degeneración celular que provoca el cáncer.

Padecer continuamente de problemas como reflujo o gastritis es una alerta que debe ser tomada en serio. Pero más que asustarse o pensar en el cáncer, hay que tomar medidas correctivas para perder peso. En casos graves de obesidad es prioritario considerar la cirugía bariátrica para reducir todos los riesgos asociados en el menor tiempo posible.

“Los expertos en cáncer estiman que mantener un peso saludable, hacer cambios hacia una dieta más saludable y realizar actividad física regularmente puede evitar aproximadamente una de tres muertes por cáncer”.

 

Respecto al cáncer hay mucho que decir y que hacer. Una forma de ayudarse a sí mismo y a los demás es informándose. Apoyar a los sobrevivientes del cáncer incluso después de haber terminado el tratamiento y exigir a las autoridades que se garantice el tratamiento oportuno es fundamental. Promover iniciativas que reduzcan los índices de cáncer es responsabilidad de todos. Recuerde que mantenerse dentro de su peso ideal le ayudará a mantenerse sano y reducirá significativamente el riesgo de contraer cáncer.

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